Por: Lic. María Agustina Capurro, Psicóloga con Orientación Perinatal y Reproductiva
“La matrescencia requiere de paciencia, nutrición, apoyo y
comprensión por parte de la familia y la comunidad. También requiere de
una clara determinación interna para abrazar el papel de madre de parte de
nuestra identidad maternal.”Dana Rapahel
El concepto de Matrescencia hace referencia a la transición en la identidad que experimenta una mujer al convertirse en madre. Este proceso, a menudo invisibilizado por la comunidad médica por no ser considerado una enfermedad, ha sido históricamente poco estudiado. La mayoría de las investigaciones han centrado su atención en el vínculo con el bebé y en los aspectos fisiológicos del embarazo, parto y puerperio, dejando de lado el impacto profundo que esta transformación tiene en la mujer.
Dana Raphael y la acuñación del término
El término Matrescencia fue acuñado por Dana Raphael, Doctora en Antropología norteamericana (1926-2016), quien se dedicó al estudio de la lactancia materna desde una perspectiva transcultural. Motivada por los cambios en la alimentación humana tras la Segunda Guerra Mundial, investigó cómo la introducción de la leche de fórmula afectó las prácticas de crianza y el vínculo materno. Raphael escribió varios libros sobre sus investigaciones.
Además, fue pionera en la difusión del concepto de doula, tomado de la cultura griega, para referirse a la figura que acompaña a la madre en la lactancia y el puerperio. A partir de sus estudios, Raphael desarrolló el concepto de Matrescencia, destacando que esta transición no es solo biológica, sino también psicológica y social.
La matrescencia como proceso de transformación
Este proceso de transformación no ocurre de un día para otro. Se inicia en el embarazo, o incluso antes, cuando surge el deseo de maternar, y continúa después del parto. Desde una perspectiva psicosocial, los cambios más significativos ocurren tras el nacimiento del bebé, cuando la mujer debe adaptarse al nuevo rol y dinámicas de cuidado, que conmueven no sólo su identidad y mundo interno sino también su disponibilidad, prioridades y la resignificación de sus vínculos.
Cada mujer transitará esta transformación de manera diferente, influenciada por su historia personal y sus condiciones de vida. Si bien la llegada de un bebé impacta también en los padres y parejas, en el caso de las mujeres que gestan, se suman experiencias psicológicas y neurobiológicas específicas claves en la promoción del vínculo y la pertenencia.
Cambios cerebrales y neuroendocrinos en la matrescencia
Estudios recientes de la Dra. Susana Carmona y su equipo han aportado evidencia sobre los cambios cerebrales que ocurren en las mujeres durante el embarazo y el posparto. En sus publicaciones en la Revista Nature Neuroscience y su libro Neuromaternal, el equipo español conducido por Carmona explica cómo la estructura y función del cerebro materno se modifican para favorecer la adaptación al nuevo rol.
Es durante la gestación que suceden las mayores fluctuaciones hormonales que una persona adulta pueda vivir, de hecho los niveles de estrógenos que invaden el cuerpo y cerebro de una mujer durante su embarazo superan a los acumulados a una mujer no-embarazada a lo largo de toda su vida fértil.
A este hallazgo, Carmona suma nuevas evidencias sobre la neuroplasticidad de la maternidad biológica, destacando:
- Reducción de materia gris en regiones asociadas a la teoría de la mente, lo que sugiere una mayor eficiencia en la comprensión de las necesidades del bebé.
- Mayor conectividad en áreas vinculadas con la empatía y la regulación emocional, lo que facilita el vínculo afectivo.
- Cambios neuroendocrinos, como el aumento de oxitocina y prolactina, que influyen en el estado de ánimo y la capacidad de respuesta a las demandas del bebé.
Estos hallazgos resultan fundamentales para comprender cómo la maternidad transforma el cerebro y qué impacto tienen estos cambios en la salud mental de las mujeres, así como también romper con algunos mitos relacionados a problemas cognitivos, por el contrario, estos estudios demuestran que el embarazo produce cambios en el volumen del cerebro semejantes a las que ocurren durante la adolescencia y que persisten al menos seis años postparto, pero nada de ello afecta la cognición sino que favorece la conducta maternal.
El desafío de la matrescencia en la sociedad actual
En las culturas occidentales modernas, el foco principal sigue estando en el embarazo y el parto. Durante la gestación, las mujeres reciben atención médica frecuente, acompañamiento de familiares y amigos, e información sobre el proceso. Sin embargo, una vez nacido el bebé, la atención cambia drásticamente: se espera que la madre se recupere rápidamente, se haga cargo del bebé y retome sus actividades previas sin mayor contención.
El Desgaste Postnatal, término acuñado por el médico australiano Oscar Serrallach, hace referencia a los efectos de esta falta de apoyo en la salud materna. Según sus investigaciones, la recuperación tras el parto requiere una mirada integral que contemple cuatro pilares fundamentales:
- Nutrición adecuada para reponer los recursos gastados durante el embarazo y la lactancia.
- Sueño y descanso, esenciales para la regulación emocional y física.
- Actividad física, en función de las posibilidades y el bienestar de cada mujer.
- Cuidado emocional, que incluye el apoyo social y la validación de las experiencias
maternas.
Matrescencia y salud mental: rompiendo mitos
Uno de los desafíos más complejos de la Matrescencia es la ambivalencia emocional. Muchas mujeres experimentan, al mismo tiempo, el deseo de estar cerca del bebé y la necesidad de espacio propio. La sensación de pérdida de la identidad anterior y la postergación de deseos personales pueden generar malestar.
En una sociedad que impone la imagen de la madre ideal —feliz, conectada con su bebé y dispuesta a anteponer sus necesidades a todo lo demás—, es difícil aceptar la realidad de esta ambivalencia sin culpa ni vergüenza. El temor al juicio social lleva a muchas mujeres a silenciar su malestar, aumentando el riesgo de aislamiento y afectaciones en su salud mental.
Conocer la Matrescencia en su totalidad, incluyendo los cambios cerebrales y neuroendocrinos que conlleva, permite comprender mejor esta etapa y acompañar de manera más efectiva a las mujeres que transitan por ella.
Hacia un abordaje integral del período perinatal
Más allá del puerperio, la Matrescencia permite pensar en un proceso más amplio y dinámico que impacta en todas las dimensiones de la vida de una mujer. Entenderlo nos permite abordar el período perinatal con una mirada más completa y cercana, promoviendo prácticas de cuidado que incluyan tanto el bienestar físico como el emocional y social.
Este enfoque integral no solo favorece la salud de las madres, sino que también sienta las bases para una crianza más saludable y equilibrada. La transición a la maternidad no debería ser un camino solitario, sino un proceso acompañado, comprendido y validado que promueva bien-estar desde una mirada salutogénica y preventiva, considerando que todos estos cambios transformacionales son terreno propicio para el desarrollo de malestar anímico, sensación de desajuste emocional y vivencias de soledad e incomprensión que muchas veces son instancias previas al desarrollo de trastornos de ánimo perinatal.
Por último, y para culminar me gustaría hacerlo con un textual de la Dra. Susana Carmona que nos ayuda a dimensionar la importancia de ahondar en la profundidad de la experiencia maternal y saber que aún hay aspectos por estudiar, como las incipientes investigaciones en madres no gestantes y cambios cerebrales postparto en los varones padres.
“Ser madre no es un mero atributo añadido a una identidad que permanece estable, sino una reestructuración profunda que deja huella en nuestra mente, en nuestro cerebro y en nuestro cuerpo. Dicho de otra forma, la maternidad no suma, la maternidad es una característica que interactúa con el resto de las esferas que conforman nuestro yo. Nos redefine en cada una de ellas. Redefine nuestros gustos,nuestras prioridades, nuestras necesidades,nuestra tolerancia a la frustración, nuestra sensibilidad e incluso nuestra habilidad para empatizar con los demás o para comportarnos de forma altruista. Nos empuja a conocernos de nuevo dentro y fuera de la crianza, nos invita a repensarnos no sólo como madres sino también como mujeres y como hijas.”
Recuerda, no estás sola, no tienes la culpa. ¡Con ayuda, te sentirás mejor! En el marco del Mes de la Salud Mental Materna, celebrado cada mayo, exploramos en este artículo el concepto de matrescencia cómo impacta el bienestar emocional y mental de quienes transitan hacia la maternidad. Comparte este blog de apoyo en salud mental perinatal con quien lo necesite.
Raphael, D. (1975). Matrescence: Becoming a mother. Bergin & Garvey.
Carmona, S. (2023). Neuromaternal: Cómo la maternidad transforma el cerebro de las mujeres. Sinequanon.
Serrallach, O. (2018). The postnatal depletion cure: A complete guide to rebuilding your health and reclaiming your energy after having a baby. Grand Central Life & Style.
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